Desde que las Fallas de València se consolidaron y desde que se tienen documentación sobre las mismas, ha habido ocasiones (muy pocas, afortunadamente) en que por motivos bélicos, sanitarios o incluso fiscales (con trasfondo político), no se han celebrado en sus fechas habituales. Estas son las veces en que ha ocurrido.
La primera cancelación la tenemos en 1886. La obligación de pagar 60 pesetas al Ayuntamiento de València por plantar una falla hizo que nadie se decidiera a hacerlo ese año. El arbitrio existía desde 1851, pero de inicialmente 5 pesetas que estaba fijado se llegó a 30 en 1884 y se duplicó dicha cantidad en 1885, ya que las autoridades no veían con buenos ojos la fiesta por su sentido crítico y querían eliminarla. Aún en 1885 se plantó una falla en la calle Cervantes (también otra privada en el asilo de la Beneficiencia), pero en 1886 no se plantó ninguna en las calles de València. El abusivo arbitrio provocó protestas que hicieron que para el año siguiente bajara a 10 pesetas, lo que unido a las ganas de fiesta que tenían los valencianos logró que en 1887 se plantaran 30 fallas, una cantidad importante para la época.
Diez años después, en 1896, la causa fue la Guerra de Cuba. Por culpa de ese conflicto bélico se declaró el estado de guerra el 8 de marzo en Valencia, y el 15 de marzo, ya preparadas once fallas para plantarse y sus llibrets escritos, se promulgó un bando del capitán general prohibiendo celebrar las Fallas y otros actos colectivos. El escritor Benito Pérez Galdós estaba esos días por València y le hubiera gustado ver las Fallas, pero se quedó con las ganas. El 7 de abril se levantó el estado de guerra, y ya al día siguiente se reunieron los falleros para hablar de cómo celebrar su fiesta, acordando pedir al Ayuntamiento y al Gobierno Civil permiso para ello. No obstante, no lo consiguieron, pues se les denegó la autorización. Algunos de los catafalcos se guardaron y se plantaron al año siguiente.
Otro conflicto bélico, en este caso la Guerra Civil Española, impidió celebrar las Fallas entre 1937 y 1939. En 1936 sí hubo, ya que el levantamiento militar fue el 17 de julio. Por aquella fecha ya se estaban preparando las de 1937, pero más adelante se decidió que no se debían realizar para evitar que las multitudes pudieran atraer bombas u otras acciones enemigas. Por ello, muchas comisiones falleras donaron el dinero recaudado a la causa republicana, y algunas escenas de fallas ya construidas se expusieron en escaparates. No obstante, sí que hubo fallas en 1937 que se construyeron como propaganda política de uno y otro bando, e incluso alguna fuera de España. Las Fallas volvieron en 1940, aunque ya instrumentalizadas dentro del régimen franquista.
Y en 2020, la pandemia provocada por la covid-19 (más conocido como coronavirus), hizo que el martes 10 de marzo la Generalitat Valenciana decretara el aplazamiento de las Fallas. Por aquella fecha todo estaba preparado para celebrarlas, e incluso ya había catafalcos a medio plantar por las calles, suponiendo un grave golpe tanto anímico como económico para las poblaciones donde se celebra la fiesta. A pesar de que la mayor parte de las fallas se pudieron guardar para una posterior plantà, partes de Na Jordana, de Cuba-Literato Azorín, de la municipal del Ayuntamiento de València y de Regne de València-Duc de Calàbria no se pudieron desmontar, teniendo que quemarse. Se hizo controladamente, sin previo aviso y sin público excepto en el caso de la última nombrada, ya fue un acto vandálico el que la prendió fuego. Ante esta suspensión, algunas poblaciones decidieron pasar la semana fallera al puente del 9 de octubre, otras las cancelaron y empezaron a preparar las de 2021, y otras se mantuvieron a la expectativa de cómo evolucionaba la situación sanitaria antes de decidir.
PARA SABER MÁS:
SOLER I GODES, ENRIC (2000): Las Fallas: notas para su historia (1849-1936), València, Albatros.