Fallas para falleros y no falleros según Candreu

Ortifus y las fallas

Ortifus trabajando
Ortifus trabajando.

El dibujante Antonio Ortiz Fuster, “Ortifus”, es sobre todo conocido por sus tiras cómicas en publicaciones como Levante-El Mercantil Valenciano, pero en su vida ha tenido experiencias profesionales muy variadas tales como diseñador de joyas y músico. Incluso se ha atrevido a dibujar con su habitual estilo humorístico el diseño de algunas fallas, muchas de las cuales son recordadas hoy en día por su ingenio y originalidad.

Para el Ayuntamiento de València ha participado en el monumento de 1988. Esta falla municipal tenía como lema Lo tenemos todo debajo, pero… y era una crítica a las excavaciones arqueológicas que por aquel entonces había en la ciudad, las cuales provocaban agujeros que se añadían a las continuas obras en las calles que ya de por sí padecían los ciudadanos. El artista fallero que la realizó fue Manolo Martín López, quien convirtió el boceto de Ortifus a las tres dimensiones con bastante acierto, conservando su humor e intencionalidad. En la parte superior de la falla había una excavadora que descubría lo que hay oculto en el subsuelo de València, apareciendo unos cincuenta esqueletos y otras figuras con divertidas escenas que incluían críticas a la situación política y a famosos de la época como Sabrina Salerno.

Falla Plaça de l'Ajuntament de València, 1988 (fuente: Cendradigital.com)
Falla Plaza del Ayuntamiento de València, 1988 (fuente: Cendradigital.com)

Para quien se quedó con las ganas de ver esta falla, aún tiene una pequeña muestra sin quemar: uno de sus ninots se conserva en el Museo del Gremio de Artistas Falleros.

Diez años más tarde, en 1998, Ortifus diseña la falla de Convento Jerusalén-Matemático Marzal, construida esta vez por el artista Alberto Rajadell. Tenía como lema Clon Clon, y era una parodia de qué podía llegar a conseguir la técnica de la clonación en un futuro. El tema volvía a ser de rabiosa actualidad, ya que en 1996 se consiguió el primer éxito de esta técnica con mamíferos al nacer la famosa oveja clonada Dolly. El remate de la falla eran unas cigüeñas en un campanario que, en vista de que se quedaban sin trabajo se veían suicidándose o cambiándose de trabajo. En las escenas había numerosas campanas rotuladas jugando con la palabra “clon”: “clontratos basura”, “la clonsa nostra”, “clonvento”, “clonpenetración”, “clonseller”, etc. Este monumento alcanzó los 24 metros de altura, costó 15 millones de pesetas (90.151,81 euros) y consiguió el primer premio de ingenio y gracia y el cuarto de la sección especial, además del premio al mejor ninot de dicha sección en la Exposición del Ninot.

Falla Convento Jerusalén-Matemático Marzal, 1988 (foto: Planetfallas.com)
Falla Convento Jerusalén-Matemático Marzal, 1988 (foto: Planetfallas.com).

Otra colaboración de Ortifus en las fallas fue Mutación, plantada en Na Jordana el año 2000. De nuevo el artista era Manolo Martín López, y el catafalco, con un presupuesto de 22 millones de pesetas (132.222,67 euros), tenía como argumento una explosión nuclear que provocaba insólitas mutaciones en el mundo animal y en las personas:  la sarpuente de Calatrava (serpiente con forma del “puente de la peineta” de Valencia), cucurrulus (cocodrilo con rulos), homo esfèric (cruce entre hombre y L’Hemisfèric de la Ciudad de las Artes y las Ciencias), campin gos (perro con morro de botella de butano), ostra divarius (con forma de violín), etc. En la falla se podían ver desde escenas de humor blanco hasta fuerte sátira, consiguiendo el segundo premio en sección especial y otra vez el primer premio en la sección especial.

Falla Na Jordana, 2000 (foto: Cendradigital.com)
Falla Na Jordana, 2000 (foto: Cendradigital.com).

Pero una de las más recordadas fallas de Ortifus es la que diseñó para la Falla Blanquerías de 1994 y que construyó el artista Agustín Villanueva. Un original monumento formado por unas cien camas con enfermo incluido que llamó poderosamente la atención en aquel año, y que consiguió el cuarto premio en la sección especial y también el primero de ingenio y gracia. Su lema era Camas, y criticaba en clave de humor los problemas del sistema sanitario (listas de espera, falta de camas en hospitales, etc.) a base de juegos de palabras. Esta falla midió 15 metros de altura y costó 12.500.000 pesetas (75.126,51 euros).

Falla Blanquerías, 1994 (foto: Cendradigital.com)
Falla Blanquerías, 1994 (foto: Cendradigital.com).

El mismo estilo de falla utilizó en la que plantó Na Jordana en 2014. Con el lema Tirant lo Banc, era una imitación de la sede del desaparecido Banco de Valencia rodeada de bancos donde se hacían juegos de palabras para criticar los abusos y fraudes de estas instituciones financieras, y de paso algo de los temas de actualidad. Los artistas que realizaron el monumento fueron José Latorre y Gabriel Sanz, y como detalle curioso, esta falla estuvo completamente oculta durante su plantá, hasta el 13 de marzo en que la comisión realizó una “descoberta” para mostrarla completamente terminada.

Descoberta de la falla Na Jordana 2014
Descoberta de la falla Na Jordana 2014

El dibujante continúa vinculado al mundo fallero, tanto en monumentos como en otros ámbitos. Un ejemplo de ello es que anualmente y desde 2012 se conceden unos premios a la portada y coherencia de los llibrets de falla, cuyo nombre es Mestre Ortifus y donde él mismo colabora activamente.


PARA SABER MÁS:

SANCHIS, MANUEL; MIR, HERNÁN; ESTELLÉS, RAMÓN (coord.) (2015): Ortifus, vinyetes de cartró pedra. Grupo Editorial MPG, València.