La fiesta de las Fallas ha evolucionado mucho desde sus orígenes, estimados en el siglo XVIII. De una sencilla e improvisada fiesta vecinal se ha pasado a un complejo evento cargado de multitud de actos y símbolos. Para hacernos una idea de cómo han cambiado las Fallas, he aquí estos ejemplos.
El tamaño de las fallas
Al principio, las fallas eran una especie de tarima donde se situaban diversas figuras a modo de teatro. Con el tiempo, influidas por el desarrollo turístico de Valencia que ya se iniciaba en los años veinte, además de otros factores como el deseo por parte del poder político de potenciar la parte artística del monumento en detrimento de la crítica, éstos fueron ganando en tamaño hasta convertirse en lo que son ahora. Un ejemplo es la falla de la plaza del Pilar, que comenzó siendo bastante modesta y actualmente es una de las punteras en la sección especial de Valencia:
Los falleros
Cuando empezaron las Fallas, eran una fiesta vecinal donde los monumentos los diseñaban y construían grupos de vecinos, los cuales no tenían por qué tener continuidad de una año para otro. Poco a poco, esos grupos se hicieron más estables en el tiempo, convirtiéndose en las comisiones falleras actuales. Es a finales del siglo XIX cuando empiezan a organizarse mejor esos grupos vecinales, nombrándose incluso cargos directivos, tendencia que se consolida en las dos primeras décadas del siglo XX. El mayor sentimiento de pertenencia a una falla implica también mayor uso de indumentaria tradicional y simbología. Véase en las siguientes fotos cómo en la antigua, de 1957, las primeras que empezaron a usar trajes típicos valencianos fueron las mujeres, mientras que los hombres iban con traje normal de camisa y corbata.
La mascletà
Este acto pirotécnico no ha sido siempre como es ahora. A partir de los años veinte era habitual la llamada traca kilométrica, la cual se colocaba elevada por encima del público, el cual corría delante o detrás de ella, yendo el pirotécnico en la parte posterior con una caña a modo de mecha para evitar que se parara. Ya en los cincuenta se introdujo la mascletà como se conoce ahora; ahora bien, con el tiempo en su disparo se introdujeron nuevas tecnologías como la informática.
Las buñoleras
Los buñuelos de calabaza son típicos en las fiestas falleras desde siempre. Antiguamente era tradicional la estampa de la mujer vestida de valenciana que estaba en un puesto callejero vendiéndolos, pero con el paso del tiempo esta imagen fue cada vez menos frecuente. La expansión de la fiesta hizo que en Fallas se fueran estableciendo churreros de fuera, en especial madrileños, quienes importaron a la fiesta el chocolate en los años setenta. Además ya no se encuentra por ninguna parte a ninguna bunyolera como las de antes, ya que en su lugar hay gente de todo tipo y, en general, vestida de blanco y no con indumentaria tradicional valenciana. Son cosas de la globalización.
¿Quieres saber más?
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