Aquella fiesta que empezó como una diversión vecinal espontánea, hoy en día es un complejo ritual que puede considerarse patrimonio cultural de los valencianos. En este sentido, en enero de 2011, el Ayuntamiento de Valencia aprobó presentar la candidatura de las Fallas para obtener la calificación de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Pero, ¿qué cualidades tiene para ello? Precisamente una de ellas es su interiorización en la sociedad valenciana como parte de su identidad. Es generalmente reconocido que las Fallas son una seña de identidad de Valencia y de la Comunidad Valenciana en general, dada su fama nacional e internacional y su asociación a esta geografía, sobre todo desde su reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Internacional en 1965.
Esa implantación en la geografía valenciana se debe tanto al trabajo de los festeros, agrupados en comisiones falleras, como al de los organismos oficiales que la dirigen (juntas centrales y juntas locales falleras). Incluso aficionados a las Fallas que no son falleros aportan su granito de arena a la fiesta, participando en determinados actos o divulgando la fiesta en diversos medios de comunicación, sobre todo en Internet. Estas personas y entidades, a su vez, hacen que las Fallas sean una fiesta viva, que aunque cuenta con numerosos rituales que existen desde hace mucho, se adapta a los nuevos tiempos incorporando nuevos actos y adoptando las nuevas tecnologías.
Entre los rituales que hacen especiales las Fallas cabe destacar los relativos al monumento, base y origen de la fiesta. Uno es la plantà, acto en el cual se sitúa el monumento fallero en su lugar de la vía pública, y otro es la cremà, el proceso de quemarlo. Estas tradiciones existen desde el siglo XVIII en la ciudad de Valencia, y se expandieron por imitación a otras ciudades de la Comunidad Valenciana (Alzira, Gandia, Xàtiva, Dénia, Orihuela, Torrent, Burriana, etc.) desde el XIX, donde se implantó con fuerza la fiesta fallera en su calendario.
Justamente la singularidad de las Fallas es importante para considerar la fiesta como patrimonio cultural. Pero también contribuyen a ello el trabajo del artista fallero y el valor artístico de sus obras, las especialidades pirotécnicas típicas de la fiesta como la mascletà (disparo de ruido rítmico que suele tener lugar sobre las dos de la tarde) y la despertà (petardos que se tiran a la calle a las ocho de la mañana para despertar al vecindario), y creaciones literarias propias como el llibret (publicación que explica la falla y da otras informaciones de la comisión que la planta). Pero aparte de estas actividades, el entramado social de las Fallas hay muchas otras actividades como pasacalles, música, teatro, playbacks, concursos de declamación en valenciano, instalación de cruces de mayo y desfiles de moros y cristianos (o solamente moros).
En definitiva, la fiesta de las Fallas es un patrimonio cultural presente en Valencia y otras localidades que vale la pena conocer, destacar y conservar.
Más información:
- Vídeo de la mesa redonda sobre las Fallas como Patrimonio de la Humanidad, en la semanal cultural de la Falla El Mocador de Sagunto (2011).
- Entrevista a José Martínez Tormo y Jorge Guarro en el programa Protagonistas las Fallas emitido en LP Radio el 7 de diciembre de 2011.