Si a tu falla no va a verla ni el tato, ¡hazla experimental! Fue un consejo de la charla sobre fallas e innovación que tuvo lugar en el casal de la Falla Ministro Luis Mayans – Platero Suárez.

La innovación en las Fallas fue el tema del coloquio que la Falla Ministro Luis Mayans – Platero Suárez – Almassora celebró el pasado viernes por la noche, dentro de sus jornadas culturales. Una mesa redonda donde se habló de las ventajas de plantar fallas innovadoras y experimentales, y también de las dificultades para pasar a ellas desde la tendencia clásica. No obstante, también hubo tiempo de comentar los estilos de las fallas municipales y de la visión del tema que tienen los artistas falleros, quienes valoran sobre todo que las comisiones falleras les den libertad de creación.
Presentado por Juan Meneses, del medio digital fallero Don Falleret, el debate contó con las intervenciones de Vicente García (artista fallero y maestro mayor del Gremio de Artistas Falleros de València), Miguel Hache (artista fallero), Sebas Marín (presidente de la Federació de Falles I+E), María Jesús Giménez (profesora del ciclo formativo de artista Fallero y construcciones escenográficas), Pere Fuset (concejal del Ayuntamiento de València y anterior presidente de Junta Central Fallera), Carlos Royal (fallero de Ripalda – Beneficència – Sant Ramon, “Ribesan”), y Javier Cabezas Clavijo y Gema Ponz (fallero y fallera de la Plaça de l’Arbre).
Primeramente habló el fallero de Ribesan, quien comentó la dificultad de convencer a la comisión de abandonar la estética clásica, algo que después gustó a falleros y falleras porque iba más gente a ver la falla. En el caso de la Falla Plaza del Árbol, la idea surgió de la gente joven de la comisión, que tenía una idea diferente de lo que es la falla y además tenía ganas de contar cosas, de lo que surgió el paso a la innovación y experimentación. Como ellos comentaron, ahora Plaza del Árbol se conoce, además por el concurso del Cant de l’Estoreta, por el contenedor de obra que plantaron en 2023. Precisamente el artista que realizó su primera falla experimental estaba también en la mesa, Miguel Hache, quien comentó que pasó de una estética más clásica como la de Na Jordana a Plaza del Árbol, donde ya lleva plantando tres años. El cambio de estilo se debió a que con el tiempo dejó de estar a gusto con el corcho y además quería comunicar más cosas.
Después, Sebas Marín apuntó que las fallas I+E (innovadoras y experimentales) son también filosofía. Mucha gente las considera “raritas” pero las acepta como diferentes, aunque cada vez hay más. De hecho, el concurso de fallas experimentales de Junta Central Fallera ya está saturado, al haber 32 participantes en la última edición. Hablando de premios, también comentó que estas comisiones no buscan premio de sección, sino el de dicho concurso específico para experimentales. También explicó que los visitantes de estas fallas son gente joven y muy fieles a las mismas. También recomendó que si una comisión quiere destacar, debería apuntarse a la Federació de Falles I+E.

Por su parte, María Jesús Giménez, como profesora del ciclo formativo de artistas falleros en el IES Benicalap, habló de la importancia que dan al reciclaje en los estudios, ya que incluso van los viernes a la Ciudad del Artista Fallero a recoger materiales retirados de los talleres. Añadió que los alumnos buscan estéticas experimentales porque interactúan con el espectador.
Precisamente uno de sus antiguos alumnos fue el maestro mayor de Gremio de Artistas Falleros de València, Vicente Julián García, quien dijo que los clásicos lo consideran experimental y los experimentales le consideran clásico, aunque es uno de los que más fallas plantan en I+E. Avanzó en el discurso medioambiental en el sentido de que opinó que no solo deben ser ecológicas las fallas, sino también el resto de la actividad de las comisiones, pues el mundo fallero contamina mucho. En este sentido, habló de un corcho ecológico que se puede utilizar en las fallas, pero que tiene el inconveniente económico porque es un 25% más caro que el normal. En cuanto al Gremio, opinó que debe evolucionar y adaptarse a los cambios, y que en su mandato buscará la dignificación de la profesión, así como la sostenibilidad medioambiental y económica de los talleres.
Por su parte, el concejal Pere Fuset empezó diciendo que si todas las fallas fueran del mismo estilo sería aburrido. Sin embargo, la fiesta la mueve la “peineta” y los “palets”, lo que hace que las comisiones que buscan premio tiendan a lo clásico, y los artista también. Sin embargo, si al artista se le da libertad de creación, tiende más a la experimentación, recordando que las fallas no se inventaron para recoger premios. Por ello durante su mandato como presidente de Junta Central Fallera crearon el jurado profesional para elegir las fallas municipales, habiéndose plantado algunas que considera icónicas. En este sentido, Vicente García opinó que la falla municipal no debe ser una más de la sección especial, sino que debe reflejar las diferentes tendencias de los artistas. Con ello debe romper moldes, pero por desgracia no toman el ejemplo muchas comisiones.
En la parte final del debate, correspondiente al turno de preguntas del público, se comentaron ideas como que la innovación es también recuperar materiales tradicionales, de manera que durante la cremà se oiga ese chisporroteo tan habitual décadas atrás. Sobre el uso de materiales no combustibles como el hierro, se echó la culpa al fallero, por querer espectacularidad en las fallas, aunque también al artista por proponer diseños difícilmente resolubles solo con madera.
Otras palabras interesantes fueron que gracias a las fallas experimentales se consigue que la gente vaya más a los museos, como pasó con la falla municipal de València que en 2018 diseñó Okuda, que hizo que muchas personas se animaran a ver la exposición de este artista en el Centre del Carme. A colación de la participación de diseñadores en las fallas, el maestro mayor admitió que se hace desde siempre y que algunos artistas los necesitan, pero dio la parte negativa de que en estas fallas muchas veces se olvida al artista fallero que las ha realizado, recordándose solo al diseñador.
Como conclusiones, se pidió que la falla vuelva a ser el centro de la fiesta, y que las comisiones dejen libertad a los artistas para trabajar.
